EL DIABLO

Un ser terrorífico nos muestra sus partes humanas y sus partes de bestia, con muchos ojos por doquier y con un sexo ambiguo. Aparece en lo alto de un altar con dos pequeños humanos o diablos que parecen ligados a sus designios. Es el Diablo.

Sus alas de murciélago, la antorcha y el suelo negro nos remiten a la oscuridad ya la sombra, a las pasiones ocultas, a las vergüenzas que no enseñamos. Nos muestra que podemos mirarlas -fíjate en su mirada bizca, que mira hacia dentro, hacia la propia sombra - para liberarnos.

Por su nombre, podría hacernos pensar en cosas malas y malignas. Al contrario, este personaje extraño, nos invita al placer, a reírnos de todo, incluso de nosotros mismos. Y también a vernos y aceptarnos tal como somos ya tomar conciencia en relación a lo que nos aferramos.