Mi historia
Nací un 20 de enero en un lugar precioso que habían escogido mis padres para llevar a cabo su proyecto de vida. Allí, en el Mas Roure de Riudaura, rodeada de naturaleza y de mi familia, empecé a vivir y a conectar con aquello que me hacía vibrar y con mis miedos más profundos.
De la escuela rural al instituto y después a la Universidad y luego al mundo laboral, las etapas iban pasando y yo las devoraba con intensidad, cogiéndome fuerte a la rueda de la vida y atravesando puertas, algunas de muy tristes, otros de bonitas, otros excitantes. He ejercido como geógrafa experta en ordenación del territorio, como directora de un espacio protegido, como emprendedora creando mi propia empresa de viajes y eventos, como cooperante en la África. He danzado en los escenarios y he llorado detrás las cortinas. He tenido parejas, he estado soltera, he tenido gatos y he perdido hijos. He escrito poemas, me he enfadado con la vida y también la he disfrutado plenamente.
Y siempre he dibujado: castillos en el aire y muñecas en el papel. Y aunque no me considero dibujante, me siento cómoda expresándome a través de los colores y las imágenes sutiles de las muñecas que bailan dentro de mi y luego en el papel, bajo el nombre artístico de ribetta.
Y ahora, he dibujado un Tarot. Y gracias a este proyecto, tan personal y tan íntimo, aquí estoy, mostrándome a quién tenga ganas y paciencia para leerme.
Gracias.
mi trabajo
No soy capaz recordar como apareció en mis manos mi primero Tarot. Sí que recuerdo la primera vez que me hicieron una lectura. Fue mi prima, yo tenía 25 o 26 años y lo que me dijo me dejó confundida. Era una lectura predictiva, la clásica lectura de bruja que te lee el futuro a través de las cartas. Estábamos afuera del mas donde nací y crecí, sentadas en la tabla de cemento con patas de tronco hecha por mi padre. Ella hablaba de las cartas y nadie más le hacía caso, pero yo no me pude resistir; siempre me han atraído las historias de brujas y hadas. Lo que me dijo no era bonito, era contundente y sentencioso. Nunca olvidé aquellas palabras que, en el fondo, me habían resonado como ciertas. Lo recordé cuando se fue cumpliendo la predicción. Ojalá mi prima hubiera conocido lo Tarot evolutivo y, en lugar de una sentencia, me hubiera mostrado una tendencia. Ahora bien, quien sabe donde estaría a día de hoy...
El hecho es que, años más tarde, cuando cayó en mis manos un Tarot y el azar o el destino me mostraron de nuevo esta herramienta poderosa, yo ya había entendido que puedo vivir mi vida desde el libre albedrío y tenía claro que quería aprender a usar el Tarot de manera diferente, que quería entender los mensajes que me mostraba, leer las historias que en mi inconsciente ya estaban perfiladas y aprovechar la magia ce los Arcanos para poder escoger libremente mi camino con el máximo de conciencia.
Y esto me llevó al Tarot evolutivo.